El ojo funciona como una cámara. Tiene dos partes, una lente y una película. La capa de película recubre la pared posterior de los ojos y se llama retina. Tiene arterias que le proporcionan flujo sanguíneo y venas que drenan la sangre. La retinopatía diabética proliferativa se caracteriza por el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos anormales. Estos vasos sanguíneos anormales pueden romperse espontáneamente llenando el interior del ojo con sangre. Esto ocurre como un espectro que va desde una cantidad muy pequeña de sangre percibida como unas pocas manchas negras en la visión hasta una gran cantidad de sangre que oscurece completamente la visión.
El tratamiento recomendado es una inyección de medicamento que se inyecta en el ojo. Hace que los vasos sanguíneos anormales desaparezcan lentamente. Esto evita un nuevo sangrado. Las inyecciones no hacen que el sangrado que ya ha ocurrido se resuelva. Su cuerpo comenzará a absorber la sangre durante un período de varios meses. Hay casos en los que la sangre no se resuelve y se requiere una cirugía ambulatoria segura.
Por lo general, el medicamento se inyecta una vez al mes durante un período de 3 a 6 meses, luego el tiempo entre inyecciones aumenta lentamente. El número total de inyecciones que requiere cada paciente varía. Su oftalmólogo personalizará el tratamiento de acuerdo con la forma en que su ojo responde al medicamento.
El principal riesgo del procedimiento es el desarrollo de una infección llamada endoftalmitis. Afortunadamente, el riesgo de esta infección es muy bajo y ocurre en aproximadamente 1 de cada 3000 inyecciones. Los pacientes pueden disminuir su riesgo de desarrollar una infección si evitan frotarse, tocarse los ojos o dejar que entre agua en los ojos durante al menos una semana.
La mayoría de los pacientes que se someten a este tratamiento se sorprenden de que la inyección se pueda administrar con un mínimo de molestias.
¿Qué pueden hacer los pacientes para disminuir su riesgo de empeoramiento de la enfermedad ocular diabética?
Estos son los objetivos desde la perspectiva de un oftalmólogo:
Mantenga una hemoglobina A1C de 7 o menos. Este es un promedio de azúcar en sangre de 154. Mantenga una presión arterial de 140/90 o menos. Es importante saber que esta afección no desaparecerá con un mejor control del azúcar en sangre. Esta condición es el resultado de años de control subóptimo del azúcar en sangre.
¿Qué deben tener en cuenta los pacientes entre visitas?
La nueva aparición de un empeoramiento de la visión borrosa puede ser un signo de aumento de la hinchazón en la retina. Les pedimos a los pacientes que se comuniquen con su especialista en atención oftalmológica si notan un empeoramiento de la visión, ya que esto puede ser una señal de que se necesita tratamiento antes de las próximas visitas programadas.
La aparición de muchas nuevas moscas volantes o la disminución de la visión puede ser un signo de sangrado nuevo. Esto es tratable pero requiere que se comunique con su oftalmólogo.
¿Por qué es importante hacer un seguimiento con su oftalmólogo?
La inflamación de la retina no tratada puede causar pérdida permanente de la visión si está presente durante semanas o meses sin tratamiento.
Los vasos sanguíneos nuevos anormales pueden sangrar y disminuir temporalmente la visión. Su oftalmólogo puede detectarlos en una etapa temprana e iniciar el tratamiento para disminuir el riesgo de pérdida de la visión.
Es muy importante hacer un seguimiento con su oculista según lo recomendado. Los retrasos en el tratamiento pueden provocar una pérdida visual permanente.
Comuníquese con sus especialistas en atención oftalmológica si tiene preguntas o inquietudes adicionales.